La iglesia de Santa Maria de Breda fue la primera sede parroquial de la villa. La referencia documental más antigua que demuestra su existencia corresponde al acta de fundación del monasterio benedictino de Sant Salvador de Breda, datada en el año 1038. En 1835, a partir de la ley de desamortización y la marcha de los monjes benedictinos, la sede parroquial se trasladó a la gran iglesia del monasterio abandonado. Fue entonces cuando la parte delantera de la antigua iglesia de Santa Maria se convirtió en la Casa de la Villa y el resto, inicialmente en las escuelas públicas y, después, en escuela de niñas, almacén, juzgado y entidad bancaria. Actualmente el edificio acoge el Ayuntamiento y el Museo Josep Aragay, y conserva restos de pinturas románicas en el ábside.